lunes, 2 de marzo de 2009

La incredulidad de Santo Tomás

Obra de Sebastián López de Arteaga 1610- 1652
Óleo sobre tela.
La escena plasma a los tres apóstoles observando a Cristo, mientras uno de ellos introduce su dedo en una herida.
La Biblia narra: Luego dice a Tomás: “Acerca aquí tu dedo y mira mis manos: trae tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo sino creyente.”
Con esta pintura podemos observar principalmente una cosa: La interpretación que le da al relato de la Biblia, no tiene nada de mexicano ni de nacional; los íconos, como lo son Cristo y Santo Tomás, no tienen ni un pelo de mexicanos. Toda nuestra sociedad esta fundamentada en ese libro, pero sus símbolos no se adaptan a nosotros, somos nosotros los que nos adaptamos a ellos, somos nosotros los que queremos ser blancos, los que aspiramos a ser europeos, por que lo indígena es inferior; pintar a Cristo y a los apóstoles con rasgos otomiés o tarahumaras (aunque no dudamos que existan), sería una grosería, sería ofender a la religión. Probablemente el artista era criollo o mestizo, pero eso resalta aún más la discriminación a los indígenas, vistos como un orden inferior al del humano.
La pintura es de un estilo muy clásico, como lo es el de la mayoría de las pinturas que retratan temas religiosos, muy sombría. Asemeja bastante a la realizada por Carvaggio entre 1602 y 1603, sería extraño que fuera una copia, por que en la época en que se realizó la pintura no existían todavía las fotografías y es difícil creer que esa copia fuera trasladada a México.

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